Enrique Verástegui
E N V Í O / SALUTACIÓN A ROSINA VALCÁRCEL
Conocí a Rosina Valcárcel en el bar Palermo de Lima, el año 70, y, desde entonces, un fluido magnético unió nuestras vidas hasta el punto de que, aunque no hemos sido nunca enamorados, yo he vivido perpetuamente agradecido de una Rosina siempre generosa conmigo. Generosa, sobre todo, al brindarme su amistad, a mí, un simple provinciano, aunque perteneciente a la burguesía ilustrada, formado en las escuelas secretas de Cañete que llegaba para conquistar el mundo. Sé que hoy es el homenaje que le deparan el bar Yacana y sus amigos a Rosina, y esta mañana, son las 9 am, al ingresar a Internet me hallo con un mensaje de Willy Gómez sugiriéndome que escriba una nota de ofrenda a Rosina Valcárcel.
Ella, no sólo tiene la generosidad del gran talento sino también el talento materializado en los diversos libros que ha escrito, y que, de algún modo, han llenado mi vida hasta el punto de saberme de memoria muchos de sus bellos versos, que me han acompañado en mi soledad de anacoreta cañetano durante los años de mi destierro, los años 90, y que me daban fuerza para sobrevivir. Interesada en temas políticos, aquellos que no comulgaban con ella la han silenciado pero no han podido evitar que de sus manos broten bellos versos como ramos de rosas que ella ofrece a una humanidad siempre solitaria, siempre angustiada, siempre en busca de su destino. Esa poesía es la que necesitamos y esa poesía es la que todo el Perú, en nombre del bar Yacana, del Jirón de la Unión, donde a comienzos del siglo que pasó se encontraron Valdelomar y Vallejo, celebra en el homenaje que Rosina Valcárcel recibe esta noche de primavera, donde ella, aún joven, resplandece para todos ustedes y cuyos versos son gemas que brillan en el cielo de Lima.
No estoy presente pero están mis palabras, que esta noche celebran,
como lo he hecho toda la vida, la poesía de la gran Rosina Valcárcel
a quien, desde mi exilio en La Molina, envío un ramo de flores para
religar a todos en torno a esta Diosa de la poesía, Rosina, cuya poesía enciende los ojos y hace que el corazón lata a más a prisa, como si se hubiera llegado a destino.. Recibe, Rosina, el saludo cordial de un poeta del Perú, que esta noche se arrodilla ante ti.
Gracias.
Fri, 21 Oct 2005
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